Síndrome de intestino irritable: más que sólo un dolor

El síndrome de intestino irritable (SII) es una de las principales causas de incapacidad laboral que producen un grave impacto no sólo en quienes lo padecen sino también en la economía del país.

Además de ser una enfermedad altamente incapacitante, varios estudios indican que afecta más a las mujeres que a los hombres especialmente aquellas en edades tempranas entre los 15 y 35 años.

Algunas investigaciones señalan que esta diferencia de género se debe a que ellas tienen un intestino más “sensible” y por ende una mayor tendencia al dolor y a la inflamación, otros simplemente atribuyen esta dolencia a razones hormonales, sociológicas y culturales.

Cuando se habla de este síndrome,  se hace referencia a un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad y precisamente a la hora de diagnosticar el médico lo hace con base en el análisis de estos síntomas, no en exámenes de diagnostico, por lo cual se considera una enfermedad funcional. (al cuadro clínico y a una serie de síntomas que afectan al intestino delgado y/o grueso.)

  • Inflamación abdominal.
  • Dolor abdominal que alivia con la expulsión de gases o deposición
  • Ruidos intestinales
  • Sensación de pesadez y llenura.
  • Cambios en el hábito intestinal.
  • Periodos alternantes entre diarrea y estreñimiento.

Pese a que la enfermedad no es un factor de riesgo para el desarrollo de malignidad, hay ciertas características en los pacientes, que deben poner al médico en alerta en busca de otra patología diferente al síndrome de intestino irritable

  • Sintomatología en personas mayores de 50 años.
  • Casos familiares de cáncer de colon.
  • Deposiciones con sangrado.
  • Síntomas nocturnos que interrumpen el sueño.
  • Diarreas frecuentes.

Por tratarse de una enfermedad funcional no existe un examen que permita ver el “intestino irritado”. Por esta razón el propósito de los exámenes que se practican no son para diagnosticar como tal la enfermedad sino para descartar otras más graves como cáncer, enfermedad inflamatoria o pólipos.

Es muy importante señalar que no a todas las personas se les realizan las pruebas. Únicamente a los pacientes que no responden favorablemente a los cambios de dieta ni tampoco a la actividad física, o que presente factores de riesgo.  Los exámenes mas comúnmente utilizados son:

  • Colonoscopia
  • Ecografía abdominal
  • Análisis de materia fecal

Básicamente el tratamiento consiste en modificar algunos hábitos de vida, por eso es muy importante que el paciente sea consciente de que la forma de aliviar los síntomas es entre otros, haciendo ejercicio, cambiando la dieta y llevando un buen manejo de la parte emocional. Está demostrado que tanto la actividad física como algunas técnicas de relajación mejoran notablemente la calidad de vida de quienes padecen la enfermedad.

Debido a que cada organismo funciona de manera diferente es fundamental que las personas conozcan las comidas que más los afectan con el fin de excluirlas de su dieta. Los alimentos que más inflaman el colon son: lácteos, bebidas alcohólicas, gaseosas, café, té, chocolate, granos, verduras tipos coles como brócoli y coliflor, entre otros.

Se debe prestar mucha atención a la sintomatología digestiva y acudir al médico ante señales de alerta como:

  • Sangre en la defecación.
  • Deposiciones oscuras.
  • Dolor abdominal que no mejora.
  • Cambios en el habito intestinal
  • La proporción del SII entre mujeres y hombres es de 2 a 1, es decir por cada hombre enfermo hay dos mujeres con el síndrome.
  • El 10% de las consultas por medicina general corresponden a dolencias relacionadas con el SSI y en las consultas de gastroenterología el porcentaje llega hasta el 70%.
  • No es una enfermedad premaligna y tampoco predispone a cáncer de colon.